Gracias al talento de los estudiantes de la Universidad Estatal de Florida (FSU) y a la colaboración con el Centro para las Artes de Thomasville, una original iniciativa está llevando el arte a un nivel completamente nuevo. Se trata de una máquina expendedora reimaginada para distribuir pequeñas obras maestras en lugar de productos tradicionales, combinando creatividad, tecnología y diseño para acercar el arte al público de una forma única.
Este proyecto interdisciplinario reúne a estudiantes de diversas áreas como ingeniería, informática, diseño y arte. Juntos, han creado una manera tangible y accesible de disfrutar el arte, alejándose de las experiencias exclusivamente digitales. “En una era en la que gran parte del arte interactivo está digitalizado, es gratificante diseñar y construir algo que la gente pueda experimentar físicamente”, comenta Anna Cheng, estudiante de inglés y miembro de Seminole Innovators, una organización estudiantil centrada en el desarrollo de habilidades mediante proyectos colaborativos innovadores.
La idea central del proyecto consiste en transformar una máquina expendedora retro en una «galería ambulante». En lugar de snacks, la máquina distribuye impresiones, esculturas, pinturas y hasta pequeños kits artísticos, permitiendo a los estudiantes aplicar sus conocimientos técnicos y creativos en un contexto real.
El concepto surgió el verano pasado, cuando McCoy, exalumno del Máster en Bellas Artes de la FSU, propuso la idea a Duarte, un colaborador del Centro para las Artes de Thomasville. Duarte vio el potencial del proyecto y lo presentó a Seminole Innovators. Desde entonces, McCoy ha trabajado como mentor y cliente del equipo, asegurándose de que los diseños finales reflejen la esencia de la comunidad artística de Thomasville.
La máquina itinerante exhibirá tanto obras de estudiantes de la FSU como piezas de artistas locales de Thomasville, quienes han adaptado sus creaciones para resistir el mecanismo de la máquina. Este enfoque no solo permite mostrar arte accesible, sino que también refuerza la conexión entre los estudiantes y la comunidad.
Lily Masa, estudiante de ingeniería biomédica y tesorera de Seminole Innovators, destacó el valor formativo de este proyecto: “Colaborar en esta máquina automática me da la oportunidad de combinar mi formación en ingeniería con el diseño centrado en el usuario. Es una experiencia que fomenta tanto mi lado técnico como mi creatividad”.
La máquina utilizada es un antiguo dispensador de snacks, mucho más grande y complejo que las máquinas Art-o-mat que inspiraron el proyecto. Estas últimas, desarrolladas en los años 90 por el artista Clark Whittington, reutilizaban máquinas expendedoras de cigarrillos para distribuir pequeñas obras de arte. La versión de la FSU no solo homenajea ese concepto, sino que lo lleva más allá al integrarse en museos e instituciones culturales de Thomasville como una galería itinerante que celebra el talento emergente y local.
Con esta iniciativa, los estudiantes de la FSU no solo están aprendiendo a resolver problemas técnicos y de diseño, sino que también están construyendo un puente entre la tecnología, el arte y la comunidad.